Un equipo internacional de científicos han descubierto lo que parece ser un río de hidrógeno que fluye a través del espacio. Este filamento de gas parece fluir hasta la cercana galaxia NGC6946 y, según los expertos, puede ayudar a explicar cómo ciertas galaxias espirales mantienen un ritmo constante de formación de estrellas.
Este hallazgo, publicado en Astronomical Journal, se ha realizado con el radiotelescopio Robert C. Byrd Green Bank Telescope (GBT) de la National Science Foundation.
Uno de los autores del trabajo, D.J. Pisano, ha señalado que se sabía que el combustible para la formación de estrellas tenía que venir de alguna parte pero, hasta el momento, se había detectado sólo el 10% del gas que sería necesario para explicar lo observado en muchas galaxias".
Nacimientos activos
Las galaxias espirales, como la Vía Láctea, mantienen por lo general un ritmo tranquilo pero constante de formación de estrellas. Otras, como NGC 6946, que se encuentra a unos 22 millones de años luz de la Tierra, son mucho más activas y existen otras galaxias en las que se han detectado grandes tasas de formación estelar.
Esta situación planteó el misterio de qué era lo que permitía esta elevada formación de estrellas en esta y otras galaxias espirales similares.
Usando el GBT, Pisano fue capaz de detectar el brillo emitido por el gas hidrógeno neutro que parece conectar NGC 6946 con sus vecinos cósmicos. Esta señal se encuentra simplemente por debajo del umbral de detección de otros telescopios.
Las capacidades únicas del GBT, incluyendo su único e inmenso plato, la abertura no bloqueada, y su ubicación en una zona en la que no se registran interferencias de radio, le permitieron detectar esta luz tenue.
Concretamente, al observar NGC 6946, el GBT detectó justo el tipo de estructura filamentosa que estaría presente en un flujo frío. Según los científicos, también es posible que en algún momento en el pasado esta galaxia tuviera un encuentro cercano, un acercamiento galáctico que dejó atrás una estela de hidrógeno neutro.
Encontraron a las madres
Las nuevas galaxias son cien veces más numerosas que sus ‘primas’ más masivas, pero también cien veces menos luminosas que cualquier otra galaxia detectada hasta ahora en las profundidades del espacio del Universo primitivo.
El tiempo en el que esas galaxias existieron es conocido entre los astrónomos como el ‘baby boom’ de la formación estelar, un periodo que se sitúa entre hace 9.000 y 12.000 millones de años
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