Hipócrates (460 a. C.) dijo que “la salud y la enfermedad en el hombre, no solo están en relación con su organismo, sino también con el medio ambiente, especialmente con los fenómenos atmosféricos”.

La temperatura, la humedad relativa ambiental y las lluvias, que modifican su régimen debido a los impactos ambientales, ocasionan importantes consecuencias para la salud humana, particularmente generando multiplicación de vectores de enfermedades endemoepidémicas, además de otras variadas patologías, entre ellas las ocasionadas por estrés.


En los últimos años el calentamiento global ocasionado por el cambio climático es motivo de preocupación por sus consecuentes perjuicios para el futuro de la raza humana, comprometiendo en la actualidad a las comunidades más vulnerables, sobre todo a las ubicadas en el hemisferio sur, que son las de menor desarrollo comparativo con las del norte. 



Estudios llevados a cabo en el nordeste del país afirmaron el concepto de que todas las transformaciones producidas sobre el medio ambiente y sus formas de vida producen crisis en los organismos que no pueden adecuarse a los cambios a que se encuentran expuestos. Por eso, además de las modificaciones de carácter global, los cambios introducidos por el hombre en el medio físico aumentan los problemas de salud, dado que crean ambientes propicios para la aparición y diseminación de ciertas enfermedades transmisibles como consecuencia del impacto ambiental. 

Con tal motivo hemos llevado a cabo un proyecto de investigación epidemiológica que abarcó el período que demandó la construcción de la presa Yacyretá (Argentina-Paraguay), su llenado y formación del lago, para comprobar la posible relación entre un importante impacto ambiental y su repercusión en la salud del hombre. A la finalización de su construcción y preparada para funcionamiento en 1994, las infecciones respiratorias agudas se incrementaron de 7% a 17% (1994-95) y las diarreas ascendieron de 6% a 11% (1994-96). Al llenado del lago de la presa, la lluvia aumentó 373,5 mm y constituido el embalse las precipitaciones se incrementaron en 76,5 mm. La temperatura máxima aumentó 1 º3 C y la mínima 0 º6 C. La humedad relativa ambiental máxima disminuyó 1-2% y la mínima aumentó en 13,2-14,8%, en el lapso de 1-2 años.

El resultado alcanzado fue demostrativo de la correlación medio ambiente-salud cuando median factores extraordinarios, por cuanto permitió comprobar que el hombre modifica el ecosistema con grandes emprendimientos y conductas que ocasionan impactos ambientales, siendo por lo tanto su origen multifactorial. Ante un determinado impacto ambiental hay una respuesta con aumento de la precipitación pluvial, humedad relativa y temperatura, y una mayor incidencia de variadas patologías infecciosas y sociales. Los impactos repercutieron a distancia con su correlato sanitario (se comprobó al cabo de 1-2 años el aumento de variadas patologías infecciosas en la ciudad de Posadas, Misiones, distante a 80 km de la Represa de Yacyretá). 

Así también pudo comprobarse que el fenómeno climático de El Niño, independientemente del impacto puntual de la presa, ocasionó en su área geográfica -período 2002-2004- que las enfermedades respiratorias agudas sufrieran un incremento de 8% a 58%, y las diarreas de 5% a 18%. Las precipitaciones se incrementaron en 593 mm (2002) y 15 mm (2003). La temperatura máxima aumentó 1º5 C y la mínima 1º C (2003); mientras que se mantuvo constante o levemente superior al inicio del fenómeno (2002).


Otras patologías de implicancia sanitaria que afectan al continente, incluida Argentina, y que se incrementaron significativamente durante el fenómeno de El Niño,  son entre otras, el dengue, la leptospirosis y la leishmaniasis visceral, que en dicha circunstancia se expandieron y aumentaron al doble el número de afectados.

La multifactoriedad causal de los impactos y sus consecuencias pueden sintetizarse en los siguientes aspectos:

Factores demográficos (migraciones descontroladas).

Factores sociales (pobreza, desnutrición, hacinamiento, etc.).

Desarrollo económico (extensión de fronteras agropecuarias, tala indiscriminada de bosques y selvas, grandes obras de ingeniería: represas, caminos, fábricas contaminantes, etc.).

Urbanizaciones no planificadas (viviendas precarias, baja disponibilidad de agua potable, incorrecta eliminación de excretas, convivencia con animales domésticos, hábitat compartido con animales silvestres por deforestación, exposición a vectores hematófagos).

Adaptación y cambios de microorganismos (cambios genéticos con aumento de la resistencia, disminución de la efectividad terapéutica en drogas).

Políticas de salud pública (insuficiente vigilancia epidemiológica, insuficiente control de la población de mosquitos portadores de enfermedades, carencia de laboratorios de complejidad, deficiente capacidad instalada y calidad de atención médica).

Cuidado del medio ambiente (carencia de medidas preventivas y de equilibrio ecológico).

Por lo tanto cabe recomendar medidas mitigadoras del impacto ambiental. Regular las migraciones y asentamientos humanos en condiciones sanitarias adecuadas. Establecer un programa regular de educación para la salud. Implementar una política sanitaria donde la vigilancia epidemiológica y el saneamiento ambiental sean prioritarios. 



Desarrollar un sistema de información geográfica que permita determinar la dinámica espacial de patologías transmitidas por vectores. Llevar a cabo una política internacional de prevención para la protección del medio ambiente y la salud por cuanto las patologías infecciosas no conocen fronteras. Propender a un mayor desarrollo de la investigación científica en la problemática ambiental y sanitaria. Todo esto constituye probablemente uno de los recursos más eficaces para hacer frente a la problemática señalada. 

Respecto a los fenómenos climatológicos globales, de carácter antropogénico, será la humanidad la que tome conciencia del deterioro que implica para su desarrollo no observar las medidas mitigadoras y reguladoras de la polución ambiental. Kofi Annan, presidente del Foro Humanitario Internacional (GHI) y ex secretario general de la ONU, ha dicho que cada año 315.000 personas mueren en el mundo por enfermedades, hambrunas y desastres naturales originados en alteraciones ecológicas registradas en el planeta (El cambio climático y sus efectos, La Nación Edit., pág. 14-10/6/2009). Y dichas expresiones no han sido modificadas a la fecha.

La Agencia Internacional de Energía (The Guardian -GB-, 30/5/2011) ha señalado que las emisiones de gases contaminantes han aumentado en 2010 a niveles record, lo cual disipa las esperanzas de controlar el calentamiento global. Lo cual implica un futuro incierto, debiéndose tomar en consecuencia medidas valientes, decisivas y enérgicas para tener posibilidades de éxito, según lo señala Fatih Birol. Pese a ello y a las recomendaciones de los foros internacionales llevados a cabo en los últimos años para el tratamiento de la problemática, no se vislumbran medidas como las recomendadas en párrafos anteriores.

Los resultados expresados, si bien modestos, son un ejemplo más de las implicancias que el cambio climático tiene para el devenir de la humanidad. No prestarles atención es hipotecar el futuro. 

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